En aguas del golfo de Aden nos tropezamos con una reunión de delfines y ballenas piloto, la verdad que fue impresionante poder ver la armonía, que en la calma del mar, ofrecían estas dos especies. No se les apreciaba ningún rumbo fijo, pero eso si, daba la impresión de que se entendiesen a la perfección nadando juntos.